Busco Pueblos

miércoles, marzo 28, 2007

Entre el desierto y el mar de Grau


Son cerca de las 6 de la mañana; en Piura, una ciudad al norte del Perú; el equipo de “LeighPerú” se alista para ganarle al día las mejores tomas y flashes que le puede dar la tierra del “eterno sol”.

Ya en el auto, Cesar nos recuerda si todos los equipos están en la maletera: Cámara de video, de fotos, trípode, baterías extras, refrigerio, etc., etc. Sin más, acelera, y a ritmo de música los 70’s le ganamos distancia a la pista. Después de 10 minutos llegamos a Catacaos, pueblito de artesanos conocido como la Villa Heróica. Aquí los artesanos transformar el oro y la plata, en bellas joyas; la madera y los palos en decorativos muebles; el barro en originales cerámicas; y el cuero en envidiables carteras. Todo aquello que usted se puede imaginar en artesanía Catacaos lo tiene. Las agujas de nuestro reloj avanzan y nuestro destino todavía no asoma.

Conforme avanzamos, el paisaje sorprende a más de uno. Ante nuestros ojos se abren una gran hilera de palmeras. Frenamos para comenzar a disparar los primeros flashes y realizar nuestra primera toma. Estamos a 20 kilómetros de Piura, en este lugar los pobladores se dedican a la agricultura. Han transformado el paisaje, casi desértico de nuestra costa, en grandes extensiones de agrícolas.

Estamos a la altura de la Arena, las risas y las bromas de nuestros acompañantes entretienen nuestro trabajo, supongo el más sacrificado. A 120 kilómetros por hora pasamos otros pueblos como la Unión, Vice, etc, uno más parecido al otro.

Estuario de Virrilá

Después de 30 minutos llegamos a Sechura, capital de la provincia del mismo nombre. Avanzando 40 kilómetros al sur de Sechura, por la antigua carretera panamericana, se ubica el “Estuario de Virrilá”. Según nuestra guía, único en su género en el Perú. Este estuario está formado por agua marina, que ha través del tiempo, se ha introducido en forma de río entre el desierto. Con 25 kilómetros de extensión es habitad natural de flamencos, pelícanos, gaviotas, cormoranes y otras aves marinas.

A las 10 de las mañana, nuestra asistente se estrelló contra la pista por salvar la funda del micro. Lo malo, es que no pudo recuperarlo.

Nos estacionamos a la altura del puente Virrilá, descendemos unos 10 metros y encontramos unas casitas de esteras, hogar de unos pescadores. Allí conocimos a don Manuel Sánchez. Hace 15 años el estuario se ha convertido en su hogar y lugar de trabajo, con la piel quemada por el fuerte sol de medio día, este hombre recoge en forma de pesca lisa, cangrejos y otras especies. Muy cerca, unas cuantas gaviotas se alimentan de las vísceras que don Manuel ha tirado. En este ecosistema el hombre ha aprendido a convivir con su entorno.

Algunas guías nos recomiendas realizar caminatas, paseos en lancha y Motocross pero debemos tener en cuenta que realizar turismo en áreas protegidas se deben seguir algunas indicaciones como: arrojar la basura en los lugares asignados, no molestar a los animales y respetar la señalización. Así estamos contribuyendo con nuestro medio ambiente.

Luego, seguimos por la panamerica hasta un desvío, avanzamos hacia la derecha. El paisaje casi desértico se vuelve a poblar por un pequeño bosque ralo de algarrobos, la pista invadida de polvo nos nuestra el mal estado de la carretera. A esa distancia se siente el olor a pescado mezclado con la brisa marina de medio día. Cerca de la pista se ubican las industrias de harina de pescado. Seguimos la pista hasta llegar a la caleta de Puerto Rico, avanzamos hasta una garita, la pista continua pero no es posible ingresar porque allí se encuentra la estación de petróleo de Bayovar. Nos recomendaron regresar a la caleta y tomar una lancha par continuar con nuestro viaje.


Encuentro con los lobos marinos

En la caleta preguntamos cuanto nos cobraban por transportarnos en lancha hasta Punta Loberas. 300 nuevos soles, fue nuestra primera oferta, a esa hora del día, pensamos q nuestro encuentro con los lobos marinos tenía una diferencia de varios cientos de nuevos soles. Pero viendo nuestro gran interés por llegar al sitio mencionado, un pescador nos consiguió una lancha por 50 soles. Gracias, “gato”, por apoyarnos. Habíamos llegado tan lejos para quedarnos con las ganas.

Ya en el bote, emocionados tratamos de ubicarnos en el mejor sitio. Los muchachos caballerosos le cedían la mejor tabla a “Luciana”.Aunque su mamá nos recordaba que si seguíamos con esas muy buenas intenciones terminaríamos en el fondo del mar, claro y no faltaban las risas. Pasamos por en medio de muchas embarcaciones estacionadas cerca de un pequeño muelle. Conforme nos alejamos de la caleta, el mar nos mecía con mayor fuerza. La vista hacia la caleta era casi perfecta. Los barcos artesanal colocados en un orden que sólo entiendes los pescadores se mecían de un lado a otro. Los pelícanos planeaban muy cerca de los botes y varias gaviotas volaban cerca de unas estructuras metálicas introducidas a más de 200 metros mar adentro, que sirven para desembarcar los fosfatos de bayovar o petróleo.

Dejamos atrás la caleta, y en contra de la marea bordeamos la bahía de Bayovar. Los pelícanos planeaban cerca de nuestra embarcación, nuestra cámara de video, tenía que registrar todo. Ahora el paisaje era perfecto, apenas se podía ver la orilla y conforme avanzamos las pequeñas playas fueron remplazados por acantilados que terminan en rocas de formas caprichosas, coronadas de blanco, producto del guano de las aves marinas. El mar aturquesado, chocaba con gran fuerza con las rocas y el chillido de las aves se confundía con el silbido del viento, es el sonido de la naturaleza que grita en nuestros oídos.

Isabel, nuestra compañera se dió cuenta que una animal de proporciones grandes entraba y salía del mar, al acercar el “zum” de la cámara me di cuenta que eran lobos marinos. Todos voltearon para verlos, de allí hasta Punta Nunura no dejamos de observar lobos marinos. Luego nos acercamos a otras embarcaciones para observar que especies marinas pescaban. Pero nuestros guías, muy criollos, se adelantaban a pedir algunas especies para filmar y tomar algunas fotografías. Luego estos iban a parar a su canasto, mismo pelícanos a bordo. Así, después de parar varias embarcaciones, logramos tener, pulpo, cabrillón, cabrilla, mariscos, calamar, caballa, trambollo, anchoveta y hasta un caballito de mar.

Es sólo un comentario fuera de lugar, porque todos los pescadores, no dudaron en obsequiar a sus compañeros del mar, algo de lo que pescaban. El mar provee a todos, hasta para compartir. Algo que también me llamó la atención, es la lucha constante de los lobos marinos con los pescadores; estos, antes de recoger las redes, invaden mismos piratas las redes para obtener de manera fácil su presa. “Es de todos los días por eso hay alguien que se encarga de ahuyentar a los lobos”, dice un pescador entre risas.

Navegando lo más cerca de las rocas podíamos observar a varios harenes de lobos, estos descansan en la falda de las rocas al igual que las inmunerables aves marinas. Punta Loberas y Nunura, es refugio de una rica fauna marina, desde los lobos de mar, los pelícanos, piqueros, cormoranes, gaviotas dominicanas, de franklin, gaviotines, chuitas, pingüinos de Humbolt, etc. Es un gran potencial turístico para esta región norteña. Aquí se puede practicar caza submarina y buceo. De aquí esta cerca punta Shode, Reventazón y Avic y la zona de Illescas, en los tres primeros lugares se puede practicar el surf. Illescas es una zona arqueológica, según estudios de campo realizados por los arqueólogos Mercedes Cárdenas y Carlos Milla, en el año 75, encontraron asentamientos sin cerámica, estructuras de bloques de piedra, aldeas de pavimento, morteros y algunas estructuras. Demostrando la presencia de el hombre desde el pre cerámico.

Regreso a Sechura

El bote giro para regresar a la caleta de Puerto Rico, la mayoría cansados se dieron una pequeña “siesta”. El balanceo del mar mareo a más de uno. El sol, a las dos de la tarde, no tiene piedad para quemarnos la piel. Algunos rojos otros más negros.

En la caleta almorzamos dos fuentes de ceviche y chicharrón de calamar, no paguen más de 30 soles, para la próxima ya sabemos que debemos esperar hasta Sechura. Con la barriga llena retornados a Sechura, pero antes hicimos una pequeña parada en Puerto Parachique. Aquí Giannina y Luciana, nuestras diosas del nuestra ruta, modelaron para nuestras cámaras. Continuamos por Matacaballos y la Bocana.

De regreso el sol de 4 y 30 de la tarde, tocaba delicadamente las crestas de las dunas. Ya cerca de Sechura, se podía apreciar las torres de la catedral; sus 44 metros de altura se levantaba imponente sobre la ciudad.

En la ciudad nos estacionamos en la plaza de armas, Cesar y yo bajamos para filmar el Templo San Martín de Tours, de arquitectura colonial, su construcción duró cerca de 30 años, y ha sido declarado patrimonio histórico nacional. En su interior se puede observar un altar tallado en madera y bañado en pan de oro. Su gran cúpula impresiona a cualquier. Debajo del altar mayor hay un túnel, dicen que llega hasta el mar (distancia entre la catedral y el mar 6 km.aprox.) pero no ha sido comprobado. Como toda iglesia antigua posee catacumbas.

A toda prisa nos dirigimos al museo Etnológico, ubicado en el monasterio Sagrado Corazón de Jesús de las Madres Benedictinas, no pudimos ingresar porque estaba en reparaciones. Una madre nos atendió y nos contó el trabajo de las misioneras en este pueblo.
Atardecer en los Manglares de San Pedro

El reloj de mi celular marcaba las 6 de la tarde, definitivamente el tiempo no pasa lentamente. Subimos el carro y a toda velocidad nos dirigimos a los Manglares de San Pedro. Después de 10 minutos llegamos a un desvío que nos indica el camino al manglar. Seguimos por una trocha hasta chocar con una gran muralla de mangle, luego lo bordeamos hasta que este desaparece.

Los manglares de San pedro pertenecen al distrito de Vice. Este es un ecosistema de humedales cuya formación se localiza en la desembocadura del río Piura hacia el mar, tienen una extensión de 300 ha. Y posee una importante biodiversidad biológica como 2 tipos de mangle, 70 especies de aves entre migratorias y residentes y diversas especies hidrobiológicas.

Este lugar es perfecto para los observadores de aves o birdwarching. Turismo que está creciendo y que se podría ofrecer en los circuitos turísticos de la región. El Perú cuenta con 1800 especies de aves registradas, y 109 sólo viven en el Perú. El departamento de Piura se ubica en el área de endemismo para aves tumbesinas, que es la tercera a nivel mundial y la segunda para la América.

El delicado vuelo de los flamencos alarga el poco tiempo que nos queda; mientras que las gaviotas se bañas en los rayos del sol de verano, la brisa marina y el desliz fuerte de las olas musicalizan una suave danza que sólo las aves lo pueden expresar en su vuelo.

El sol desaparece en el horizonte, y con los últimos rayos de luz guardamos nuestros equipos, pero antes, posamos para “la foto” que aparecerá en más de un “hi5”. A 120 kilómetros por hora, con la gasolina en reserva, agotados por el viaje retornamos a Piura, en la ciudad que a estas horas duerme el sol.
Fotos: César Leigh Barreto

2 Comments:

  • GRACIAS POR ESCRIBIR NUESTROS VIAJES..EL GRUPO LEIGHPERU TE LO AGRADECE... GRACIAS POR PONER MIS FOTITOS TAMBIEN... SIGUE ASI HERMANO..MUCHA SUERTE EN TODO..ATTE.
    CESAR LEIGH BARRETO

    By Blogger César Leigh, at septiembre 04, 2007  

  • Cesar, gracias por las fotos.

    By Blogger cronos, at octubre 17, 2014  

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